- Consejos y recomendaciones
Cómo comprender y manejar las emociones de tu hijo
Holly Doherty, madre, profesora de primaria y coordinadora de necesidades educativas especiales, nos ofrece su consejo experto sobre cómo ayudar a los niños a gestionar sus emociones.
Todo comportamiento es un tipo de comunicación. A veces lo olvidamos, sobre todo cuando dicho comportamiento es negativo o a nuestro hijo le coge una pataleta en público. En el caso de bebés y niños, pequeños tendemos a aceptar mejor los berrinches, puesto que todavía no han desarrollado sus habilidades de comunicación. Lo importante en estas situaciones de crisis es respirar hondo y mantener la calma, y eso todos lo sabemos, puesto que nuestra tranquilidad ayudará a calmar a nuestro hijo. Sin embargo, en la práctica no siempre es fácil y no debes sentirte culpable si no siempre lo consigues.
Conocer los desencadenantes
Es importante aprender a conocer los distintos factores que provocan las emociones de tus hijos. Como padre o madre, eres la persona más indicada para identificar aquello que desencadena reacciones emocionales complejas o no deseadas. Tendemos a tratar de proteger a nuestros hijos de dichas emociones, pero conseguir que aprendan a gestionarlas les será mucho más beneficioso, puesto que entender sus sentimientos les ayudará a sobrellevar los baches con los que se encontrarán en la vida. Si sabes que ciertas situaciones les resultan difíciles de afrontar, ayúdales a prepararse de antemano, siempre que sea posible. También es buena idea decirle a tu hijo que las emociones difíciles o negativas son solo temporales, que pasarán y todo se arreglará. No debes olvidar que son niños y aún no han adquirido la capacidad de racionalización que solemos tener los adultos.
La vergüenza, por ejemplo, es una emoción que puede ser particularmente difícil de manejar. A menudo provoca una respuesta en el niño que no esperamos ni sabemos cómo tratar. La vergüenza puede dominarlo todo, por lo que es especialmente importante recordarle al niño que es un sentimiento pasajero y que la percepción que él tiene es mucho peor que la que tenemos la gente a su alrededor.
Poner nombre a las sensaciones físicas
Ayudar a los niños a nombrar las respuestas fisiológicas que experimentan es muy importante para que se sientan mejor. Por ejemplo, hablar del sudor en las palmas de las manos, la sensación de hinchazón en la barriga cuando están ansiosos o el dolor de cabeza cuando están estresados, hará que los niños se den cuenta de que son respuestas normales y pasajeras. A veces, los más pequeños lo entienden mejor con ejemplos visuales. Por ejemplo, puedes llenar una botella de plástico con agua y purpurina y agitarla para que represente los “sentimientos efervescentes”. Esto puede tener un efecto tranquilizador.
Tener una “caja de herramientas” con remedios
Ayuda a tu hijo a crear su propia “caja de herramientas” con objetos que le ayuden a superar los momentos difíciles. Es muy importante que la caja contenga cosas que le funcionen a él. Estas pueden ser muy diferentes en función de cada niño y no necesariamente deben coincidir con las cosas que tú creas que podrían funcionar. Por eso es muy importante que sea tu hijo quien dirija el proceso. En la caja de herramientas podemos meter cualquier tipo de objeto. Desde fotos de cosas que le ayuden a relajarse hasta un trozo de tela rociado con una fragancia que le tranquilice. Esta última es una idea especialmente eficaz, aunque a menudo se pasa por alto. Las respuestas sensoriales son una parte importante de la reacción del niño, así que cualquier cosa que apele a los sentidos de tu hijo de forma positiva servirá. También puede ser útil guardar en la caja un libro para colorear con lápices de colores, un muñeco para abrazar o algún objeto blando. Otras ideas pueden ser un CD de música relajante o una botella para hacer burbujas de jabón. Esto suele funcionar muy bien, ya que también ayuda a calmar la respiración.
Crear un lugar seguro
Además de los objetos físicos, suele ser útil ofrecer a los niños una “estrategia de salida”, como por ejemplo, un lugar de la casa donde puedan ir cuando las cosas se vuelvan complicadas y en el que se sientan seguros. Este lugar puede ser tanto debajo de la cama como en una tienda de campaña en el jardín: cualquier lugar que se haya acordado con el niño. Recuerda que el entorno físico desempeña un papel importante en el bienestar emocional de los niños. Si tienen demasiado calor, demasiada luz o demasiado ruido, se sentirán incómodos. Así pues, el lugar seguro debe tener en cuenta estos factores.
Tiempo de recuperación
Si el niño ha vivido una reacción emocional extrema, como un gran enfado, es importante darle espacio y tiempo para que se recupere. Los adultos sabemos que los sentimientos residuales tras habernos enojado pueden durar algún tiempo, y en el caso de los niños ocurre lo mismo. Después de la “explosión” física y la liberación de adrenalina, pueden estar cansados y necesitar tiempo para recuperarse. Durante esta fase, el niño también podría estar algo deshidratado, por lo que es conveniente ofrecerle un vaso de agua.
Preparar un guión
Prepara un guión que te ayude a manejar las emociones de tu hijo. Esta es una de las cosas más útiles que yo he hecho como madre y como profesora. Debe ser apropiado para su edad y su etapa de desarrollo. Por ejemplo, frases como: “Entiendo que estés enfadado, no pasa nada. ¿Me cuentas qué te ha hecho sentir así?”. Este guión te ayudará por tres motivos:
- En primer lugar, estarás validando las emociones y los sentimientos de tu hijo, algo muy importante para él. A menudo los niños tienen un fuerte sentido de la justicia y si creen que han sido tratados de forma injusta o que no aceptas su reacción emocional, pueden tener dificultades para gestionar sus sentimientos.
- En segundo lugar, te ayudará a calmar al niño. Sin embargo, si no está preparado para hablar, es importante darle un poco de espacio hasta que pueda hacerlo.
- En tercer lugar, estas situaciones pueden representar un gran reto para los padres, ya que a menudo ocurren en lugares públicos. Contar con un guión te proporcionará al instante un método para abordar la situación.
Pero lo más importante es que ¡no te preocupes! Como padres, todos hemos vivido situaciones parecidas y hemos perdido el sueño por no haber sabido gestionar bien las emociones de nuestros hijos en público. Recuerda que se trata de una fase.
Please, don’t worry! As parents we have all been there and lost sleep over how we have dealt with our children’s emotions in public. Remind yourself this situation is temporary.
Hacer ejercicio
El ejercicio físico es una forma estupenda de ayudar a los niños a liberar las emociones negativas. Para los más pequeños, una actividad sencilla puede bastar, como lanzar pelotas blandas a un aro o cubo o correr por el parque, o incluso algo más meditativo como ejercicios de yoga relajante. Una vez más, cualquier cosa que os funcione a ti y a tu hijo. La realidad es que cada niño es distinto y por lo tanto la forma en que vive sus emociones también es distinta. Nuestras propias experiencias como padres también harán que aportemos diferentes respuestas y soluciones a cada situación. Probar varias ideas nos permitirá encontrar aquellos métodos que mejor se adapten a nuestros hijos y a sus necesidades.