- Usborne desde dentro
La historia de Josh, el investigador del libro ¡Mira debajo! Un hospital
Para el nuevo libro desplegable de Usborne “¡Mira debajo! Un hospital”, la autora Katie Daynes contó con la ayuda de Josh Hammond, un niño de 5 años que padece leucemia. Katie y la madre de Josh nos cuentan cómo este aceptó con entusiasmo el papel de investigador.
Katie Daynes, coautora de ¡Mira debajo! Un hospital, nos presenta a su investigador más joven, Josh Hammond:
Los diseñadores justo estaban empezando a esbozar el diseño de las primeras páginas de ¡Mira debajo! Un hospital cuando recibí una noticia devastadora de una de mis mejores amigas, que se llama Katie, como yo. A su hijo mediano, Josh, de solo 5 años, le habían diagnosticado leucemia.
No podía expresar en palabras lo que sentía, y especialmente no por WhatsApp o en Facebook. Katie vive en la otra punta del planeta, en Australia, con lo que tampoco podía darle el fuerte abrazo que quería darle.
Cuanto más iba descubriendo sobre el interior de un hospital para el libro de Usborne, más pensaba en lo valiente que era Josh, camino de su siguiente ronda de quimioterapia, un proceso agotador. Entonces se me ocurrió que a lo mejor podía involucrar de algún modo a Josh en el libro. Tal vez él podría ser nuestro detective encubierto y contarnos cómo es realmente un hospital por dentro. De paso, le daría algo positivo en lo que centrarse.
Josh con ¡Mira debajo! Un hospital en inglés (Foto © Katie Hammond)
Pues bien, Josh no solo aceptó encantado la oportunidad de ser nuestro “joven investigador” (en sus propias palabras), sino que superó el reto de una forma impresionante. El equipo de diseño y yo preparamos varias preguntas para él, como por ejemplo qué debe uno llevarse cuando va a ingresar en el hospital o si se pueden elegir las comidas y se las enviamos a Josh por correo electrónico por medio de su madre. Luego esperamos impacientes sus respuestas.
Josh nos contó que sus enfermeras favoritas eran Bridget y Chrissie (podrás conocer a Chrissie en el libro), la importancia de tener un iPad y de un peluche (su dinosaurio gruñón), la larga caminata desde el aparcamiento (bajando ocho rampas), el lugar favorito de Josh (¡el cuarto de los juguetes!) y muchas cosas más. Katie acompañó las descripciones de Josh con algunas fotos tomadas con su teléfono y de esta forma fue posible construir un hospital como los de verdad con solapas de cartón.
Contamos con un fabuloso grupo de expertos que nos asesoraron para este libro, entre ellos mi coautora, la Dra. Zoe Fritz, y sus colegas del Hospital Addenbrookes del Reino Unido. Poder combinar sus conocimientos con las observaciones de primera mano de nuestro joven y valiente paciente realmente dio vida al libro. ¡Gracias Josh!
La madre de Josh, Katie Hammond, nos cuenta su versión de la historia:
Josh estaba inmensamente orgulloso de hacer el papel de investigador para Usborne. Tenía muy claro que quería que el libro sirviera para que los niños no tuvieran miedo de ir al hospital, ya que “en el hospital todo el mundo quiere ayudarte, mamá”. Eso me dijo un día como si fuera algo sorprendente, con voz de asombro. Usborne le enviaba preguntas, él se las leía detenidamente, y tras servirse de la ayuda de las increíbles enfermeras de oncología, me daba las respuestas.
Nunca olvidaré las horas en que mi hijo de 5 años me dictaba las respuestas junto al zumbido de la máquina de quimioterapia, con los tubos de las sondas enredándose entre las sábanas mientras le administraban el tratamiento. Me describió el cuarto de los juguetes, su planta del hospital, la sala de las enfermeras... Yo de vez en cuando le miraba de reojo, admirada por su absoluta ausencia de miedo.
Josh con su peluche favorito (Foto © Katie Hammond)
¡Qué rápido se adaptan los niños! Recuerdo que al principio del tratamiento tenía que arrastrar literalmente a Josh, entre gritos y patadas, hasta la puerta del servicio de Urgencias. Ahora se pasea por allí como si fuera el dueño del departamento de oncología pediátrica. Los adultos siempre hablamos de resiliencia, es la palabra de moda. Pero son los niños quienes son enormemente resilientes por naturaleza. Es increíble.
En el momento en que escribo este artículo, solo estamos a medio camino del tratamiento de Josh. Todavía nos queda un año por delante, pero él ha empezado a ir al colegio y las cosas van todo lo bien que se puede esperar. Nadie se atreve a asegurarnos que todo terminará bien pero nos dicen que está evolucionando muy bien.
Antes del diagnóstico de Josh, solía reflexionar con tristeza sobre lo desolador y trágico que puede ser nuestro mundo y me preguntaba cómo iba a criar a tres niños en este caos que ha creado el homo sapiens. Pues bien, en el último año hemos recibido un diluvio de cariño y amor por parte de amigos, familiares, personal médico e incluso auténticos desconocidos. No hay mal que por bien no venga, dicen. Y es eso lo que nos va a ayudar a superar la situación. Dios no lo quiera, pero si tú algún día te encuentras en una situación similar, esperamos que nuestras palabras también te ayuden a superarla.